sábado, 18 de febrero de 2012

Esclavitud Aristotélica

Las ideas Aristotélicas de la esclavitud expresan que existen esclavos por naturaleza, que están predeterminados a obedecer sin poder elegir su propio destino, esto debido a que hay una superioridad y una inferioridad intrínsecas que determinan la existencia de los señores y los esclavos. La razón de este elemento en la naturaleza humana, es la necesidad y utilidad del poder y de la obediencia. También se habla de que la esclavitud natural es necesaria, justa y útil. Aunque según Aristóteles, el saber mandar también constituye una ciencia.
A simple vista, se puede deducir lo poco aprobadas que estarían estas ideas en nuestra sociedad actual, pero analizándolas más a fondo, y partiendo de mi propia opinión, me di cuenta de que Aristóteles tenía razón al decir que existen hombres que en nuestra sociedad dominan a otros, no se puede dudar del aspecto de que en nuestra sociedad, el dinero es un factor que es equiparable al poder, por desgracia, un hombre rico tiene más influencia y dominio sobre uno pobre. Aunque esto no se iguala a la esclavitud, ya que a todos los hombres se les reconoce legalmente los mismos derechos, pero es indudable que en la sociedad de nuestros días, factores como la corrupción, la ambición y la deshonestidad han creado un sometimiento masivo por parte de las personas adineradas hacia quienes tienen que trabajar y muchas veces ser explotados para conseguir su supervivencia y la de su familia.
Quienes nacen con una situación económica privilegiada, tienen la oportunidad de tener una educación de buen nivel, sin tener que preocuparse por otros factores como el tener que trabajar para el sustento familiar; en cambio, es una realidad actual que muchas personas no tienen esta misma oportunidad, aunque no significa que éstas sean “esclavas por naturaleza” (ya que se ha reconocido que todos los seres humanos tienen la misma dignidad), una parte de nuestra sociedad muchas veces nace teniendo que obedecer y en ciertas ocasiones soportar los abusos por parte de la clase adinerada y apoderada.
Aristóteles, también expresa en su libro La Política, que “El alma manda al cuerpo como un dueño a su esclavo, y la razón manda al instinto como un magistrado, como un rey” (Aristóteles: 384 AC; 47), con esto, quiere decir que el ser humano está constituido por un alma, que le es útil para mandar y un cuerpo que le sirve para obedecer. Aunque, no niega que en la naturaleza, también exista la corrupción, que se da cuando el alma domina sobre el cuerpo en alguna persona; esta situación sin duda se presenta actualmente, ya que la ambición desmedida lleva a algunos hombres a tomar cualquier medida con tal de conseguir más poder, aumentar sus ganancias económicas aún atentando y sobrepasando los derechos de otros hombres, que por necesidad se ven la situación del deber soportar abusos y corrupción, tal como si fuesen esclavos de la clase adinerada de nuestros días.
En base a todo lo anterior, concluyo opinando que el factor económico y la clase social perteneciente son factores que pueden influir en inmensa medida sobre lo que una persona puede llegar a ser, mas éstas no determinan que una persona tenga que pasar toda su vida reprimida ante quienes tienen más poder o influencias que las suyas. Con esfuerzo y dedicación todo ser humano puede salir adelante, no conformarse ni adaptarse a lo que la sociedad le muestra que debe hacer, para no parecer lo que el sabio Aristóteles denominaba un “Esclavo natural”.


Aristóteles (323 A.C). La política. México: Editorial Austral.


lunes, 6 de febrero de 2012

La justicia

En su libro “La república”, Platón se pregunta si es propio definir la justicia haciéndola consistir simplemente en decir la verdad y en devolver a cada cuál lo que de él hemos recibido, O es ello justo o injusto según las circunstancias, debido a esto, se inicia una gran discusión para encontrar una definición adecuada de la palabra “justicia”.
 Céfalo responde a la cuestión expresando que ser justo “consiste en decir la verdad y devolver a cada uno lo que se ha recibido” (Platón:395 AC; 6) , con esta definición se refiere a pagar las deudas, seguir las leyes, y ser honesto, más Sócrates no concuerda con lo anterior, pone por ejemplo un caso hipotético en el que un amigo le pide a otro que le guarde sus armas, y estando ebrio se las pide; según lo que afirma Céfalo, se las debería de regresar, más esto no sería justo, por lo que la definición aportada no era correcta.
 Por su parte, Polemarco dice que ser justo “consiste en dar bien a los amigos y mal a los enemigos” (Platón:395 AC; 6), al igual que en el caso anterior, Sócrates no queda convencido de lo expresado por Polemarco, argumentando que nuestras percepciones son falibles, no podemos saber con juicio exacto quién es hombre de bien y quién no, además se puede prestar a que la gente actúe según su conveniencia, se puede sacar provecho de esta definición; también Sócrates dice que el hacer mal no es justo en ningún modo, por lo que ésta definición no es válida.
Trasímaco, enfadado, pide a Sócrates que en lugar de hacer más preguntas, formule él mismo una definición, mas éste le pide que por el contrario, sea Trasímaco el que de la respuesta a la pregunta inicial, y si Sócrates no podía refutarla, le pagaría cierta cantidad de dinero. Trasímaco acepta, y le dice que “ser justo no es otra cosa que lo que conviene al más fuerte” (Platón: 395 AC; 15), Sócrates no concuerda con la definición aportada, diciendo que lo dicho por Trasímaco desacredita el ideal de justicia, que por el contrario, el hombre justo solo beneficia a los demás no a él mismo. Por ejemplo, pagar impuestos afecta mi economía, pero beneficia a la comunidad (y no podemos salir de ella).
Concuerdo con Sócrates al negar las definiciones anteriores, ya que no expresan con exactitud la complejidad de la justicia, quitándole valor y colocando aspectos erróneos en ella.
 La justicia es una virtud que no es fácil de definir en un concepto objetivo, muchos han sido los intentos por conseguir la definición exacta de esta palabra, y aún así ninguno ha sido lo suficientemente preciso para no ser refutado. Aunque la definición más aceptada y usada de esta simple palabra no la proporcionan los filósofos griegos, sino el emperador romano Ulpiano, afirmando que la justicia es “La constante y perpetua voluntad de dar a cada quién lo suyo”, a lo que Gayo le añade “y lo que le corresponde”, aunque en esta situación la verdadera pregunta sería ¿Qué es lo que le corresponde a cada uno?, ¿Qué es “lo suyo”?. 
Por lo que llego a la conclusión de que lo complicado de la justicia es aplicarla, debido a que es muy subjetiva, lo que para una persona puede parecer justo, no lo es para otra, por esta misma razón se ha llegado a decir que el derecho más que buscar la “justicia” busca la “equidad”. En mi opinión la sociedad nunca podrá llegar ser completamente justa, es un ideal que nunca se alcanzará perfectamente debido a la subjetividad que implica, por lo mismo tampoco se puede tener una definición universal, aceptada por todas las personas y completamente aplicable en cualquier situación de esta palabra.



PLATÓN (395 A.C). La República. México: Editorial Alianza.